“JARDIN INFANTIL, Un buen Aliado de la Familia”
Este texto ha sido parte de una Charla para Padres: "AFECTIVIDAD Y AUTONOMIA: ¿Qué le estoy Trasmitiendo a mi Hijo?"
-“Llegó el día”, dice la madre. -“Si, Mafalda comienza a ir a la escuela”, responde el padre. Al ingresar al recinto escolar, Mafalda y sus padres, observan que el piso está inundado. No hay goteras, no llueve, hay sol.
-“Llegó el día”, dice la madre. -“Si, Mafalda comienza a ir a la escuela”, responde el padre. Al ingresar al recinto escolar, Mafalda y sus padres, observan que el piso está inundado. No hay goteras, no llueve, hay sol.
Al avanzar hacia la sala, ven cada vez más pozas, ahí se dan cuenta que éstas son
producidas por miles de lágrimas, desparramadas por los niños en su primer día
de clases. -“Y a éstos, ¿qué les pasa?”,
dice Mafalda. -“Nada -responde el padre- angustiado. Es que algunos niños no
quieren dejar a sus mamás”.
(DVD MAFALDA. Vol 2: “Mafalda va al Colegio”)
Escenas como ésta son recurrentes cuando los niños
ingresan al Jardín Infantil, ya sea porque a
ellos les cuesta dejar a sus madres o bien, porque ellas tienen dificultad para hacerlo.
Dejar a un hijo al cuidado de otros es un tema que
produce ansiedad. Sin embargo, mantener a un niño en casa durante mucho tiempo
provoca otros conflictos, ya que a medida que el niño crece se va poniendo cada
vez más inquieto, curioso y demandante.
Esta situación lo hace estar más
expuesto a circunstancias de peligro que existen en todo hogar y, además, limita
a la persona que lo cuida en la realización de otras actividades como labores
del hogar, estudios, trabajos o bien, en la crianza de otro bebé. De esta
manera, se empiezan a utilizar recursos como la televisión para que el niño se
entretenga, o la comida para que se tranquilice, lo que interfiere en la
posibilidad de incorporar hábitos adecuados.
Encontrar un lugar que de confianza, donde el niño
pueda entretenerse, moverse con soltura, jugar con juguetes diferentes, relacionarse con otros niños y personas distintas a su núcleo familiar, permite ir
desarrollando nuevas habilidades y
costumbres, que van produciendo una apertura mental y emocional importante.
A medida que el niño se va adaptando al Jardín
Infantil, éste se va transformando en un lugar conocido, que empieza a formar parte de la vida cotidiana
y que llega a convertirse en una extensión de la familia. Este proceso se hace más
fácil cuando es incorporado en las rutinas iniciales que constituyen el mundo infantil.
Cuando el niño va creciendo y teniendo más conciencia, va adquiriendo roles, conoce los nombres de las tías y de los compañeros, aprende canciones y juegos, que le ayudan a establecer un vínculo de agrado con el Jardín y que lo van transformando en un lugar de referencia y de pertenencia.
Los períodos de adaptación al Jardín son diferentes
para cada niño. Este proceso depende de la metodología que tenga la institución
y también, de la actitud de los padres. Para lograr una adecuada integración,
es importante concebir al Jardín Infantil como un espacio propio del niño: será su lugar, el de sus amigos, de las
tías. Esta paulatina separación ayudará también, a que los padres vayan recuperando
sus antiguos espacios y que la familia se organice nuevamente.
Escenas como la serie de Mafalda describen la
dificultad que existe para realizar la separación entre un hijo y sus padres.
El Jardín Infantil facilita este proceso, aportando un lugar para que el niño pueda
ir desarrollando su autonomía y su incorporación al mundo
social. De esta manera, se transforma en una instancia complementaria a la familia, que apoya la función de los
padres y sus espacios cotidianos de dedicación y educación del niño.
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